Los Enemigos de Pablo (1)

     Pablo nació para enfrentarse al mundo. No por vocación sino porque no podía dar un paso a su alrededor sin tener que dar explicaciones.

     Siempre que quería algo, tenía que pedir permiso o pedir perdón; no podía hacer nada sin que tarde o temprano algún mayor le bloquease el camino al pequeño Pablo exigiéndole que explicase la situación y que argumente lógicamente el propósito y la viabilidad de sus pasos. Esta situación frustraba terriblemente al joven Pablo…  como aprendió a caminar antes que a hablar, la repetición de esta injusticia lo traumatizó de por vida. «¿Que no veis, adultos míos, que caminar es ya una increíble proeza? ¿Que no veis que exigirme más es cruel?» Pensaba Pablo para sus adentros, sin palabras todavía, pues con emociones conseguía pensar igualmente.

     El primer enemigo de Pablo fue también uno de sus primeros modelos a seguir, aquél que había descubierto y explorado el mundo antes que él. El primer enemigo de Pablo fue su hermano mayor, Paulo. Era 5 años mayor que él, y usaba esa ventaja a cada oportunidad. De hecho lo que más le cabreaba a Pablo era pensar que con la ventaja que le sacaba en años de vida, su hermano siempre tenía ventaja para todo, pero sobretodo para las peleas. Con 5 años menos, el pequeño Pablo no podía enfrentarse directamente a su hermano mayor, tenía que hacerlo indirectamente para no despertar las ganas de Paulo de usar el sencillo pero efectivo: «yo soy el mayor así que tú te callas». Cuando las peleas se hacían inevitables, Pablo tenía todas las de perder pues su hermano podía ignorar cualquier protesta e imponer su ley. Sin embargo, Pablo también podía ser un pequeño cabroncete; teniendo a uno grande por modelo era capaz de elaborar complejas estratagemas para vengarse de la auto-proclamada autoridad de su hermano mayor. Estratagemas que daban resultado y que conseguían incluso doblegar a Paulo a la autoridad de Pablo, aunque sólo fuera por un momento. Para lograr esos momentos de statu quo en los que Paulo reconocía con una sonrisa que era un abusón, Pablo debía de mostrarse a la altura de la inteligencia de su hermano, que era un mamoncete pero no estúpido.

       Es por esta razón por la que Pablo piensa que le debe toda su inteligencia a su hermano mayor. No porque lo ayudara con sus estudios ni dándole consejos útiles, sino porque le daba problemas, cíclicos e incómodos problemas. Esto lo obligó a desarrollar y aplicar su inteligencia con alguien que, por definición, tenía todas las de ganar frente a un ser tan aparentemente débil como Pablo.

     Pablo vivió tan sumiso a su hermano mayor que con los años aprendió a ser feliz sirviendo a su hermano (por ejemplo llevándole un vaso de agua cada vez que éste se lo pedía); aprendió a evitarlo en caso de que se hubiese despertado con mal pie, y aprendió a jugar y divertirse con alguien que podía cambiar de humor en cualquier momento y someterlo a su autoridad en un instante. Sencillamente era feliz cuando su hermano era feliz, y se escondía y/o aceptaba ataques de su hermano si éste no estaba de buen humor. Así eran las cosas y así las aceptaba. Hoy en día Pablo recuerda con una sonrisa aquellos momentos cuando sus padres los oían pelear, entraban en la habitación de los hermanos, y sentenciaban «¡La habitación es de los dos, ¡así que dejad de pelear!». …en cuanto cerraban la puerta una sola mirada de su hermano le hacía comprender la verdad: «La habitación era mía antes de que tú llegaras, y así seguirá siendo».

     Los abusos de su hermano, tan sencillos e implacables como decir: «yo tengo más experiencia que tú así que…te callas», fueron los que obligaron al pequeño Pablo a estar a la altura de su hermano. Cada vez que Pablo quería decir algo a su hermano, o pedir algo, o protestar por algo, debía escoger cuidadosamente sus argumentos, sus palabras, y el momento oportuno para abordar a su hermano. Pablo debía de estar a la altura de la experiencia y de la inteligencia de alguien cinco años mayor que él. Habitualmente fracasaba en sus propósitos, pero las veces que logró hacerse escuchar, las veces en que dejó a su hermano sin réplica y éste tuvo que aceptar una derrota momentánea, las veces en las que consiguió expresar sus pensamientos y hacer realidad su voluntad, ésas marcaron su orgullo y cimentaron las bases de su inteligencia. Una inteligencia que a penas le permitía sobrevivir en un mundo acostumbrado a observar injusticias a plena luz del día.

     Nunca se lo dijo abiertamente a su hermano, pero Pablo vive convencido de que le debe toda su inteligencia a su hermano mayor, su primer enemigo.

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"Ni totalement mort, ni réellement vivant, une ombre dans le monde de la lumière, mais bientôt...bientôt, le bout du tunnel."
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